Palabra latina adoptada para indicar la práctica sexual secundaria caracterizada por la estimulación oral de los genitales masculinos, que debe adscribirse, en opinión de Freud, a la satisfacción de la zona oral: “Nadie pondrá en duda, creo, que la mucosa de los labios y de la boca puede considerarse una zona erógena primaria, pues una parte de esa satisfacción se ha conservado en el beso, que se juzga normal.
La intensa activación de esta zona erógena a temprana edad es, por tanto, la dondición para la posterior solicitación somática de parte del tracto de mucosa que empieza en los labios. Si después, en una época en que el genuino objeto sexual, el miembro masculino, es conocido ya, se presentan circunstancias que hacen acrecer de nuevo la excitación de la zona de la boca, que ha conservado su carácter erógeno, no hace falta un gran dispendio de fuerza creadora para remplazar en la situación de satisfacción el pezón originario y el dedo, que fue su vicario, por el objeto sexual actual, el pene. Así, esta fantasía perversa de la succión del pene, desde todo punto de vista chocante, tiene el más inocente origen es la nueva versión de una impresión que ha de llamarse prehistórica, la de la succión del pecho de la madre o de la nodriza, que por lo común se reaviva en el trato con ni- ños que son amamantados. Las más de las veces media entre pezón y pene” (1901 [1976: 46-47]).
BIBLIOGRAFÍA: Freud, S. (1901)