Estudio de los factores que son causa (v. causalidad), en griego αιτ′ ’ ια, de una enfermedad.
PSIQUIATRÍA. En el ámbito psicopatológico, escribe A. Gaston, “una polémica violenta e hiriente, con frecuencia subterránea, caracteriza la investigación de las causas de la enajenación; este problema sigue sin resolverse y ni siquiera es evidente que sea correcto desde el punto de vista metodológico ubicar la aproximación a la enajenación en términos predominantemente etiológicos” (1987: 49). La especulación psiquiátrica del siglo XIX se había orientado sobre la base de la Nosografía filosófica de P. Pinel, quien ubicó las sedes de la enfermedad mental en el cerebro y en la región epigástrica, y las causas en las lesiones físicas, las disposiciones orgánicas, o las fuertes afecciones morales. Esta posición dio inicio a un doble registro interpretativo: de orientación somática y de orientación psicológica, que todavía hoy se enfrentan en términos menos categóricos que en el siglo pasado y con las advertencias con que Gaston las expone: “a] No tenemos todavía las capacidades técnicas y lógicas para descubrir las verdaderas causas de los estados psicopatológicos que representan cuadros parciales del objeto locura. b] Muchas cosas, muy diversas, pueden hacer aparecer en el campo fenoménico las grandes imágenes psicopatológicas de la locura; en este caso lo que fijamos como puro objeto causal debería ser considerado, más lógicamente, como condición necesaria (el ‘sin el cual no’ platónico); necesaria aparece únicamente la condición, pero no el efecto, que sólo es posible. Cuanto más necesarias son las condiciones tanto más aparece el efecto, incluso en sus numerosas variaciones tipificables, es decir compuesto por algunos elementos invariables. […] La variabilidad causal debería entonces ser responsable del ‘porqué’ de la locura, entendido como momento de manifestación, y de los elementos variables formales, pero nunca responsable del ‘cómo’ y de los elementos invariables. c] Debemos considerar la posibilidad, al menos como mero recurso heurístico, de que no exista una causa; esto podría orientar la investigación hacia campos ‘periféricos’, pero ricos en elementos significativos” (1987: 150-151).
PSICOLOGÍA DE LO PROFUNDO. En este ámbito uno de los puntos de oposición entre S. Freud y C.G. Jung fue precisamente la interpretación causal de los fenómenos psíquicos, que para Freud era el único método que cabía adoptar, mientras que para Jung era necesario ponerla junto al método finalista porque, escribió, “si queremos trabajar como verdaderos psicólogos, debemos conocer el ‘sentido’ de los fenómenos psíquicos”, pero para esto “no debemos considerar a la psique en sentido ‘sólo causal’; debemos considerarla también en sentido ‘final’. […] Naturalmente en mi opinión son necesarias ambas formas, la causal y la finalista, pero quisiera hacer notar que, a partir de Kant, sabemos que los dos puntos de vista no se contradicen si se consideran como principios reguladores del pensamiento, y no como principios constitutivos del mismo proceso natural” (1916-1917: 318- 319). Subyacente a esta postura de Jung está el conocimiento de la irreductibilidad de la psique a los métodos que se revelaron válidos en el nivel orgánico, porque la psique, a diferencia del órgano corporal, expresa un “sentido” que ninguna investigación causal es capaz de ilustrar (v. constructivista, método). En esta posición se encuentra también la psiquiatría de orientación fenomenológica (v. análisis existencial).
BIBLIOGRAFÍA: Binswanger, L. (1936); Borgna, E. (1988); Gaston, A. (1987); Jung, C.G. (1916- 1917); Pinel, P. (1798)