Estrés

Intensa reacción emocional a una serie de estímulos externos que activan respuestas fisiológicas y psicológicas de naturaleza adaptativa. Si los esfuerzos del sujeto fallan porque el estrés supera la capacidad de respuesta, el individuo es vulnerable a la enfermedad psíquica, la somática o ambas. 

El término, ampliamente usado también en el lenguaje común con significados con frecuencia opuestos entre sí, lo introdujo en biología W.B. Cannon, pero sólo más tarde tuvo una definición unívoca gracias a H. Selye, según quien “el estrés es la respuesta no específica del organismo a cualquier requerimiento efectuado por éste” (1971: 12). El requerimiento abarca una gama muy amplia de estímulos, llamados agentes estresantes, que van desde los estímulos físicos, como el calor y el frío, hasta los esfuerzos musculares, la actividad sexual, el shock anafiláctico, los estímulos emocionales, mientras la respuesta biológica, siempre la misma, es consecuencia de una reacción defensiva del organismo que consiste en la activación del eje hipotálamo-hipófisis-ACTH-corteza suprarenal, donde se liberan en círculo los corticosteroides (v. endocrino, sistema).
Tal reacción defensiva y adaptativa, denominada emergencia o síndrome general de adaptación, está caracterizada por una fase de alarma con modificaciones bioquímicas hormonales; una fase de resistencia en la cual el organismo se organiza funcionalmente en sentido defensivo, y una fase de agotamiento en la que se produce el derrumbe de las defensas y la incapacidad para adaptarse posteriormente. Según Selye el estrés no puede y no debe ser evitado porque constituye la esencia misma de la vida; por lo tanto no es una condición patológica del organismo, aunque en algunas circunstancias puede producir patología, como sucede cuando los estímulos actúan con gran intensidad y por largos períodos.
Investigaciones posteriores permitieron dar más flexibilidad a las concepciones de Selye, como en la hipótesis de J.W. Mason, según quien en la base de la respuesta biológica estarían, además de las estructuras anatomofuncionales responsables de la activación emocional en el nivel fisiológico, el aparato psíquico al cual se remiten las reacciones endocrinas de diferente naturaleza, en muchos casos personales y específicas. La importancia de las emociones en las reacciones de estrés originó el concepto de estrés psicológico, que difiere del fisiológico puesto que la respuesta depende de la valoración cognoscitiva del significado del estímulo. Existen definiciones de estrés basadas en la intensidad del estímulo, otras en la calidad de la respuesta fisiológica, otras más que describen el estrés a partir del costo requerido por el individuo en términos de sus características específicas para enfrentar los problemas y responder al entorno. Además de los estrés psicofisiológicos determinados por un exceso de estimulación, se han descrito también los estrés psicosociales, cuya dinámica prevé: 1] una situación externa caracterizada por dificultades interpersonales, sociales o individuales, como la soledad, abandono, fracaso laboral, excesivos requerimientos de rendimiento y similares; 2] una respuesta interna que encuentra sus manifestaciones en la ansiedad, la culpa, la ira o la depresión; 3] un comportamiento externo causado por esa respuesta, a veces adecuado y realista, a veces inadecuado, con liberación de impulsos incontrolados de naturaleza psíquica o psicosomática funcional. De hecho todos reconocen el estrés como elemento predisponente de los síndromes psicosomáticos (v. psicosomática, § II). Por lo que se refiere al estrés laboral, véase la voz psicología del trabajo.
BIBLIOGRAFÍA: Cannon, W.B. (1932); Cooper, C.L. y J. Marshall (1978); Cox, T., (1978); Lazarus, R.S. (1966); Lazarus, R.S. (1976); Mason, J.W. (1971); Pancheri, P. (1980); Reitano M. (coord.) (1980); Selye, H. (1971).

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