Empatía

Capacidad de identificarse con otra persona hasta comprender sus pensamientos y sus estados de ánimo. El término se introdujo en la estética romántica con J.G. Herder y Novalis, quienes lo utilizaron para explicar la resonancia interior de los objetos estéticos. 

T. Lipps intentó explicarlo con los procesos de imitación y proyección, por los que nos “sentimos” en el objeto o en la persona con la que nos identificamos, pero conservando la conciencia de la propia identidad como algo separado. El concepto lo retomó K. Jaspers y lo utilizó para distinguir la comprensión empática de la comprensión racional: “Cuando en nuestra comprensión los contenidos de los pensamientos parecen derivarse en forma evidente los unos de los otros, según las reglas de la lógica, comprendemos estas relaciones racionalmente (comprensión de lo que se dijo); cuando en cambio comprendemos los contenidos de las ideas como emanados de estados de ánimo, deseos y temores de quien piensa, entonces verdaderamente comprendemos de forma psicológica y empática (comprensión del individuo que habla)” (1913-1959: 330).
La empatía requiere un acomodamiento receptivo que permita, como dice G.H. Mead, “entrar en la función del otro” para valorar el significado que la situación que evoca la emoción reviste para la otra persona, además de la exacta interpretación verbal y no verbal de lo que se manifiesta. C.R. Rogers estudió la importancia de la empatía en la relación terapéutica, en la cual la comprensión no se produce en el nivel “gnósico” sino “pático”, donde determinadas emociones que no pertenecen a las propias experiencias pueden valorarse por extensión de éstas. Donde no se da una experiencia común, como en el caso del delirio o de numerosas patologías psiquiátricas, resulta difícil establecer empatía, y esta dificultad con frecuencia se asume en el nivel diagnóstico como criterio para distinguir una neurosis de una psicosis. A propósito de la empatía existen dos interpretaciones:
LA INTERPRETACIÓN FENOMENOLÓGICA. En la base de la empatía se puede encontrar la condición existencial que es el ser en un mundo común (Mitwelt) a partir de las primeras experiencias de naturaleza puramente emocional en las cuales, como escribe M. Scheler, “el hombre vive más en los otros que en sí mismo, más en la colectividad que como individuo único” (1923: 14), por lo que buena parte de los elementos de fondo que forman la base de la estructura comunicativa tienen su raíz en la original posibilidad comprensiva que se manifiesta en la simpatía (v.). En efecto, Scheler critica el concepto de empatía porque en su opinión “el estado afectivo de B, implícito en la piedad que experimento, queda para mí como el estado afectivo de B: no va más allá de que lo compadezco, y no produce en mí un estado semejante o igual” (1923: 69). También Mead, tal vez siguiendo a Scheler, habla siempre de simpatía, pero con este término entiende identificación con otra persona, y por lo tanto precisamente empatía.
LA INTERPRETACIÓN PSICOANALÍTICA. S. Freud trata la empatía como sinónimo de identificación: “estamos muy lejos de haber agotado el problema de la identificación; en efecto, nos enfrentamos con el proceso que la psicología llama ‘empatía’ [Enfühlung] y que desempeña la parte principal en nuestra comprensión del yo ajeno, el de las otras personas” (1921 [1976: 102]). Tras esta precisión terminológica, Freud, escribe que “hay un camino que lleva desde la identificación pasando por la invitación, a la empatía, vale decir, a la comprensión del mecanismo que nos posibilita, en general, adoptar una actitud frente a la vida anímica del otro” (1921 [1976: 104]). Esta postura es, para Freud una especie de intuición que permite llegar a los campos y a los procesos de la vida psíquica del otro, extraña a la propia experiencia directa. Sobre la oportunidad de diferenciar las intuiciones (v.) de la empatía intervino R.R. Greenson, para quien la empatía abarca sensaciones, afectos e impulsos, mientras la intuición es una “reproducción de imágenes mentales”, por lo que “la intuición reúne los elementos convincentes comprendidos por la empatía” (1961- 1962: 142). Esta diferencia también se puede encontrar en la distinción que introdujo A. Gaston entre “comprensión empática” e “intuición empática”.
BIBLIOGRAFÍA: Freud, S. (1921); Gaston, A. (1991); Greenson, R.R. (1961-1962); Herder, J.G. (1778); Jaspers, K. (1913-1959); Lipps, T. (1903-1906);

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