Egocentrismo

Tendencia a ponerse uno mismo en el centro de todo acontecimiento, no por la búsqueda de una ventaja personal, como en el caso del egoísmo (v.), y tampoco por elementos eróticos referidos a sí mismo, como en el caso del narcisismo, sino, como escribe J. Piaget, por “una indiferenciación entre el ego y el alter” (1947: 192). 

Esta condición es fisiológica en los niños, que orientan su percepción y su motricidad en un espacio, en un tiempo y en un sistema de relaciones que no están descentrados respecto a su individualidad. “Por mucho que pueda estar sometido a las influencias intelectuales del ambiente –escribe Piaget– el niño las asimilaría siempre a su manera; las deformaría sin darse cuenta, para reducirlas a su perspectiva, por el hecho mismo de que todavía no es capaz de distinguir su propia forma de pensar de la de los demás, faltándole toda posibilidad de coordinación y agrupación de los distintos puntos de vista. Por lo tanto es egocéntrico porque está privado de todo conocimiento de su propio subjetivismo, tanto en el plano social como en el físico” (1947: 191). Piaget también remonta al egocentrismo esa forma de pensamiento conocido como pensamiento intuitivo, a propósito del cual dice que “revela siempre la existencia de un egocentrismo deformante, en el cual toda relación depende estrictamente de la acción del sujeto y no se descentra en un sistema objetivo” (1947: 191).
BIBLIOGRAFÍA: Piaget, J. (1947)

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