Estado psicológico consecuente a la pérdida de un objeto significativo que formaba parte integrante de la existencia. La pérdida puede ser de un objeto externo, como la muerte de una persona, la separación geográfica, el abandono de un lugar, o interno, como la desaparición de una perspectiva, la pérdida de la propia imagen social, un fracaso personal y semejantes.
Del duelo, que siempre entraña una identificación con el objeto perdido, se sale mediante un proceso de elaboración psíquica, o “trabajo del duelo” como dice S. Freud, que prevé una fase de negación, en la que el sujeto rechaza la idea de que la pérdida haya sucedido; una fase de aceptación, en la que se admite la pérdida, y una fase de separación del objeto perdido con reinvestimiento hacia otros objetos de la libido que está ligada al objeto. El trabajo del duelo requiere cierto tiempo para retirar los investimientos libidinales, y la humanidad siempre ha utilizado este tiempo en ceremonias y prácticas rituales. Una interrupción en el trabajo del duelo lleva a la melancolía, que surge cuando el sujeto siente el objeto perdido como una parte ineliminable de sí, del cual no se puede separar más que separándose de sí mismo. En este caso el dolor del duelo, de normal, se vuelve patológico.
BIBLIOGRAFÍA: De Martino, E. (1958); Freud, S. (1912-1913); Freud, S. (1915).