Operación psíquica, en parte inconsciente, en ocasiones coaccionada, ejecutada para reducir o suprimir cualquier turbación que pueda poner en peligro la integridad del yo y su equilibrio interno.
Está dirigida contra: a] la angustia debida a aumento de tensión instintiva provocada por impulsos que presionan para obtener gratificación; b] la angustia debida a presiones morales y amenzas del superyó; c] la angustia del yo frente a un peligro real. Freud la definió como “designación general de todas las técnicas de que el yo se vale en sus conflictos que eventualmente llevan a la neurosis” (1925 [1976: 153]). La defensa utiliza determinados mecanismos que difieren por su grado relativo de coherencia con la realidad tal como se la percibe. Con base en este principio se identifican defensas egosintónicas, cuando el mecanismo es coherente con las exigencias del yo, y egodistónicas o, como las define O. Fenichel, “patógenas”, cuando la función yoica de examen de la realidad se interrumpe para ceder el paso a la reutilización de formas arcaicas de pensar, de percibir y de relacionarse con la realidad.