Contraposición entre instancias contrastantes. El significado del término y su uso tienen connotaciones específicas en los siguientes contextos:
PSICOANÁLISIS. S. Freud asume la noción de conflicto como categoría central de la teoría psicoanalítica: “No queremos simplemente describir y clasificar los fenómenos, sino concebirlos como indicios de un juego de fuerzas que se desarrolla en la psique, como la expresión de tendencias orientadas hacia un fin, que trabajan juntas o una contra otra. Lo que nos esforzamos por alcanzar es una concepción dinámica de los fenómenos psíquicos. En nuestra concepción los fenómenos percibidos deben ponerse en segundo plano respecto a las tendencias, que no obstante son sólo hipotéticas” (1915-1917 [1976: 246- 247]). En ocasiones el conflicto se presenta, en forma manifiesta, entre dos sentimientos contradictorios; a veces en forma latente, como en la neurosis, donde los elementos del conflicto manifiesto sólo son una cobertura deformada o síntoma de un conflicto latente. Al designar los términos en conflicto Freud pasó por tres hipótesis que tienen en común la aceptación de la sexualidad como un término del conflicto, respecto a la cual el antagonista se determina en formas diferentes según la fase de desarrollo que iba alcanzando la teoría de las pulsiones: 1] la primera formulación del conflicto se refiere al dualismo entre principio del placer y principio de realidad regulados por la represión (v.), a su vez motivada por la imposibilidad de reconciliar las representaciones sexuales con las aspiraciones éticas y estéticas del yo; 2] la segunda formulación opone las pulsiones sexuales a las pulsiones de autoconservación o pulsiones del yo, que abarcan también las tendencias agresivas; 3] la tercera reconduce todo conflicto a un dualismo casi mítico entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte, en las que Freud ve la antigua oposición entre Eros y Tá- natos, donde en las pulsiones de muerte, más que un polo del conflicto, se ve el principio mismo de la conflictividad, mientras en las pulsiones de vida se reúnen todas las oposiciones conflictivas antes clasificadas por Freud: “Tras larga vacilación y oscilación, nos hemos resuelto a aceptar sólo dos pulsiones básicas: Eros y pulsión de destrucción. (La oposición entre pulsión de conservación de sí mismo y de conservación de la especie, así como la otra entre amor yoico y amor de objeto, se sitúan en el interior del Eros.) La meta de la primera es producir unidades cada vez más grandes y, así, conservarlas, o sea, una ligazón [Bindung]; la meta de la otra es, al contrario, disolver nexos y, así, destruir las cosas del mundo” (1938 [1976: 146]).
PSICOLOGÍA INDIVIDUAL. A. Adler habla de neurosis conflictual a propósito de las actitudes carcaterizadas por una acentuada oposición al ambiente, sostenida por evaluaciones críticas que la protegen de la degeneración en delirio verdadero. En la base de la neurosis conflictiva hay un sentimiento de inferioridad del sujeto, acompañado por una fuerte antisocialidad.
PSICOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO. En este ámbito con frecuencia se identifican tres tipos de conflicto: a] atracción-atracción, cuando hay dos o más metas deseables pero mutuamente excluyentes; b] repulsión-repulsión, cuando la elección es entre dos perspectivas desagradables, por lo que se tiende a eludir el dilema; c] repulsión-atracción cuando el mismo objeto presenta incentivos positivos y negativos, como el placer de comer dulces y el displacer de engordar. En estas ocasiones son decisivas las maniobras de acercamiento; en el primer caso el hecho mismo de dirigirse a alguno de los dos polos aumenta la tendencia a moverse hacia esa dirección; en el segundo caso el hecho de acercarse aumenta la tendencia a retraerse; en el tercero el peligro parece menos real cuando el objeto está lejos, pero cuanto más se acerca el sujeto tiende a retraerse más, y la decisión se da en función de la intensidad de la pulsión en la que se basa la tendencia. Los conflictos de atracción-repulsión están en la base de problemas de comportamiento más o menos graves que giran alrededor de los temas: independencia-dependencia, cooperación-competencia, pulsión individual-normas colectivas, donde la solución del conflicto por lo general se da como un compromiso aceptable (v. atracción-repulsión, teoría de la).
PSICOLOGÍA COGNOSCITIVISTA. En este ámbito el conflicto se describió como una disonancia cognoscitiva (v.) entre las convicciones maduradas por el sujeto y su tendencia de comportamiento en contraste con éstas.
PSICOLOGÍA SOCIAL. En la organización social los conflictos pueden ser exportados del grupo en forma de la cohesión defensiva o institucionalizados mediante su formalización (v. psicología social, § 4, a-b).
BIBLIOGRAFÍA: Adler, A. (1912); Carli, R. (1972); Deutsch, M. (1973); Festinger, L. (1957); Freud, S. (1915); Freud, S. (1915-1917); Freud, S. (1922); Freud, S. (1938); Lewin, K. (1935).