Conductismo

El conductismo, llamado también behaviorismo, es una orientación de la psicología moderna que, en el intento de darle a la psicología un estatus semejante al de las ciencias exactas, circunscribe el campo de la investigación a la observación del comportamiento animal y humano, rechazando cualquier forma de introspección (v.), que por su naturaleza escapa a la comprobación objetiva.

LOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y LAS PREMISAS TEÓRICAS. Los antecedentes históricos de esta orientación deben buscarse a partir de la filosofía de R. Descartes hasta la cultura iluminista francesa en la cual, con J.O. de la Mettrie, E. de Condillac, C.A Helvétius y P.J.G. Cabanis, se intenta comprender y reconstruir el organismo animal, y más tarde también el del hombre, según el modelo de un aparato mecánico, que resuelve fuerzas y experiencias psíquicas, ideas e intenciones, de acuerdo con los estímulos y reacciones que, en los casos más elementales, se hacen coincidir con el esquema del reflejo simple y, en los más complejos, con el del reflejo condicionado. La intención de explicar el comportamiento animal sin utilizar la experiencia subjetiva humana y sin caer en arbitrarias atribuciones antropomórficas está presente también en la historia de la biología alemana del siglo XIX, sobre todo en la doctrina de los tropismos (v.), relativa a la atracción y a la repulsión respecto a determinados estímulos, que elaboró J. Loeb y retomó A. Bethe, sobre quien actuó la influencia de la teoría evolucionista de C. Darwin, que haría sentir sus efectos incluso en la orientación filosófica que se manifestaría con el positivismo de A. Comte y de H. Spencer, para quienes es importante atenerse a lo observable y verificable para favorecer el paso de todas las actividades humanas a la fase positiva, mediante la adopción generalizada del método científico. Estas corrientes de pensamiento generaron en la Europa de finales del siglo XIX la exigencia cada vez más difundida de comprobar el aspecto objetivo y experimental de las investigaciones psicológicas que, en Rusia, desembocaron en los estudios de fisiología de I.P. Pavlov y la creación del concepto de condicionamiento (v. aprendizaje, § I, 1), y en Estados Unidos en la teoría filosófica funcionalista de W. James, quien considera la vida psí- quica desde el punto de vista de las funciones que en ésta se desarrollan con el fin de conservar la vida (v. funcionalismo). J.B. Watson, el fundador del conductismo, se formó en la escuela de J.R. Angell, alumno a su vez de James, en la Universidad de Chicago, centro del funcionalismo norteamericano. En esos mismos años, oponiéndose a la psicología elementalista de W. Wundt y de E.B. Titchener, centrada en el método introspectivo (v. elementarismo), J.M. Cattell sostenía la necesidad de construir una psicología que fuera del todo independiente de la introspección, influido en ese sentido por James que, en la vertiente filosófica, conjeturaba que la esencia del estado afectivo radicaba en las reacciones viscerales y musculares, con la consiguiente problemática acerca de la existencia real de la conciencia, mientras que W. Mc Dougall, después de haber definido la psicología como “ciencia positiva de la conducta de los seres vivientes”, introdujo el término “comportamiento” (behaviour).

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