Llamada también congruencia, la coherencia manifiesta la ausencia de contradicciones dentro de un sistema, con la consiguiente compatibilidad de las partes que lo componen.
En psicología se habla de coherencia en el nivel perceptivo, cuando mediante los “factores de coherencia”, como la proximidad espacial, la semejanza, la diferenciación figurafondo, es posible llegar desde una multiplicidad sin relación hasta una unidad (v. psicología de la forma, § I, 2), y en el nivel cognoscitivo, cuando se comprueba que cada individuo tiende a la compatibilidad entre sus opiniones y su comportamiento. Recordaremos a este propósito: a] la teoría de la coherencia cognoscitiva que elaboró L. Festinger, según la cual los elementos cognoscitivos pueden ser irrelevantes, consonantes o disonantes. En el caso de la disonancia cognoscitiva (v.) el individuo reacciona cambiando sus opiniones o modificando su comportamiento. La coherencia cognoscitiva incide en la toma de decisiones, en la exposición a las informaciones, en la búsqueda del apoyo social y en la actuación en condiciones de aceptación forzosa. Este último caso es especialmente relevante para la promoción del cambio (v.) en personas obligadas a la aceptación forzosa que después evolucionan en presencia de la disonancia cognoscitiva que el consenso forzado produce. b] La teoría de los estados equilibrados de F. Heider según la cual hay coherencia entre unidades cognoscitivas y sentimientos negativos o positivos que se prueban en relación con otras personas. Cuando el equilibrio se perturba por la adquisición de otras unidades cognoscitivas existe una tendencia a volver al equilibrio de los estados emotivos. Al mismo principio de la coherencia se remiten el principio de la congruencia, de C.E. Osgood y el análisis de los actos comunicativos, de T.M. Newcomb.
BIBLIOGRAFÍA: Amerio, P., E. Bosotti y F. Amione (1978); Festinger, L. (1957); Heider, F. (1958); Newcomb, T.M. (1953); Osgood, C.E., et al. (1957); Secord, P.F. y C.W. Backman (1961).