Carácter

Configuración relativamente permanente de un individuo a la que acompañan los aspectos habituales y típicos de su comportamiento que aparecen integrados entre sí, tanto en el sentido intrapsíquico como en el interpersonal. 

En la historia de la psicología el término “carácter”, del griego χαρακτ′ηρ, que literalmente significa “incisión”, estuvo precedido por las palabras temperamento (v.) y constitución (v.), en las que subyacía la hipótesis de una dependencia fisiológica de la tendencia de los rasgos somato-constitucionales. El término carácter adquirió su autonomía cuando la tendencia se acopló con una instrumentación más “psicológica”, gracias a los estudios fenomenológico-intuitivos, en los cuales la estructura de las categorías está mediada por las ciencias del espíritu, y a los estudios psicoanalíticos, en los que el carácter es el resultado de procesos psicodinámicos. Hoy al término carácter se prefiere personalidad (v.), definido siempre basándose en los criterios adoptados y, por lo tanto, describible de manera objetiva. El límite que separa el carácter de la personalidad depende de la convención científica y no consiste en un criterio objetivo, como se desprende también del hecho de que grandes áreas psicológicas y psicopatológicas usan de manera intercambiable los términos “carácter”, “personalidad” y, en ocasiones, “tipo psicológico”. Véase en la voz personalidad la ilustración de las teorías a partir de las cuales se discriminan los rasgos peculiares de un individuo, y en la voz tipología la descripción de los criterios adoptados para la clasificación de los tipos puros, obtenidos sobrevaluando los rasgos diferenciales. Aquí nos limitaremos a examinar la bibliografía en la que aparece la palabra “carácter” en el sentido arriba especificado. 1] LA ORIENTACIÓN FENOMENOLÓGICO-INTUITIVA. En este ámbito se trata de desvincular el estudio del carácter de la orientación somáticoconstitucional (v. tipología, § 1) adoptando los métodos de las ciencias del espíritu que, a partir de F. von Schiller y después con F. Nietzsche y W. Dilthey, nacieron con la intención de establecer una correlación entre la creación cultural y la modalidad psicológica con la que el individuo ve el mundo (v. tipología, § 3). A partir de la visión del mundo (Weltanschauung) se extraen raíces comunes, de contenido o formales, que después se asumen como rasgos de carácter que le permiten, por ejemplo, a E. Spranger, distinguir el carácter económico, estético, social, político y religioso, y a L. Klages diferenciar los caracteres dominados por los instintos, y por lo tanto por la atracción que las imágenes del mundo ejercen en el sujeto, de los que están dominados por los intereses, que suponen en cambio una conciencia y un yo desarrollado. A los estudios de Klages se acerca H. Remplein, según el cual el carácter está decidido por la elección predominante de los valores que se hallan en la base del comportamiento individual, valores que son decididos a su vez por sistemas de intereses en la acepción de Klages. Tendremos entonces el carácter fuerte, con un sentido de sí mismo estable y con notable perseverancia en la persuasión, y el carácter débil, con escaso sentido de sí y convicciones frágiles.

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