Trastorno del lenguaje (v., § 5, b), llamado también disfemia, que se manifiesta con excitaciones involuntarias, interrupciones, bloqueos o repeticiones.
La fluidez normal de la comunicación está comprometida y, en los casos más graves, el trastorno adquiere carácter espasmódico. Se diferencia un balbuceo tónico, en el que se crea un estado tensional que interesa tanto la vocalización como la gestualidad, y un balbuceo clónico, en el que se produce la repetición espástica de las sílabas.El balbuceo, más frecuente en los varones que en las mujeres, aparece en la edad comprendida entre los 2 y los 6 años, pero puede también manifestarse más tarde en sujetos que antes se comunicaban de manera fluida, como consecuencia de miedos y fuertes emociones. Existe un balbuceo fisiológico relacionado con las primeras dificultades que aparecen con el aprendizaje del lenguaje (v. lalación), un proceso evolutivo que puede caracterizar el período en el que el material que desea expresarse supera las posibilidades expresivas, por lo que se registra una especie de impetuosidad discursiva que puede hacerse patológica por la reacción de los padres o por su tendencia a hacer hincapié en el problema. Sobre las causas del trastorno se han propuesto hipótesis organicistas que hacen referencia a la excitabilidad neurovegetativa, traumas cerebrales, encefalitis, y a suponer causas psicógenas que reenvían a conflictos adquiridos en la adaptación al ambiente, en la relación con los padres, en aspectos fóbicos que se instauran en el sujeto frente a los primeros obstáculos en la comunicación verbal, en las relaciones interpersonales con fuerte carga ansiógena, en las experiencias difíciles en contextos cargados de prohibiciones. Significativo es el hecho de que con frecuencia el niño balbuceante no presenta el síntoma cuando no se siente observado; esto permitió considerar al balbuceo una forma de neurosis de contacto. La terapia se expresa en forma de psicoterapia dirigida a resolver los conflictos psicológicos identificados en el origen del síntoma y atenuar las tensiones internas del sujeto, y además en la forma de logoterapia que se basa, tanto en ejercicios de regulación de la respiración y de relajamiento muscular, como en la reeducación de la expresión lingüística (v. logoterapia).