Fenómeno alucinatorio en el que el sujeto se ve a sí mismo (deuteroscopía) como a un doble nebuloso, ofuscado o semitransparente, o bien partes completas de su cuerpo (endoscopía), con sentimientos de angustia y confusión. Llamada también alucinación autoscópica o, simplemente, autoscopía, del griego εαντ′ ‘ ος (sí mismo) y σποπ′εω (veo), el término, introducido por Aristóteles, vuelve con J.W. Goethe, F. Dostoievski, H.G. de Maupassant y en la bibliografía mágica y parapsicológica, en la que el fenómeno se explica mediante la hipótesis de la imagen del propio doble existente como “cuerpo astral”.
En el ámbito científico las explicaciones siguen la hipótesis de H. Head, según el cual las impresiones y las sensaciones espaciales –cinestésicas, táctiles, ópticas– forman modelos organizados de nosotros mismos que están en la base del esquema corporal (v. cuerpo, § 1) responsable de la unificación (Einsein) o del alejamiento (Ausein) que cumplimos entre nosotros y nuestro cuerpo en relación con la realidad espacial. La conciencia corporal puede, en efecto, separarse del espacio objetivo, de manera positiva como en la danza o negativa como en los vértigos, con la consiguiente confusión de la realidad personal y externa. En el caso de las alucinaciones autoscópicas lo que se desestructura es la visión intuitiva de la imaginación espacial del cuerpo que cada hombre organiza sobre la base de su propia conciencia corporal. El fenómeno que se presenta, ya sea bajo la forma de verdadera percepción, ya como pura representación, delirio o conciencia con carácter de corporeidad, se registra en los procesos psíquicos disociativos por causas tanto endógenas como exógenas, pero en menor medida, también, en personas normales en estado de especial cansancio, con mayor frecuencia en los hombres que en las mujeres. Desde el punto de vista neuroanatómico parece que la región interesada es el tronco encefálico y la corteza parieto-occipital.