Término acuñado por E. Bleuler para describir a individuos completamente absortos en sus propias experiencias interiores con la consiguiente pérdida de cualquier interés por la realidad externa, las cosas y los otros.
El término autismo, derivado del griego αντ’ óς, que significa “sí mismo”, tiene un uso genérico y uno específico referido a los niños, y diferente de la denominación autismo infantil precoz. En su acepción general el autismo presenta las características de una clausura de las relaciones comunicativas con el mundo exterior, con el consiguiente retiro en sí mismo, en la propia vida interior, autocéntrica y dominada por la subjetividad. El pensamiento autista se alimenta casi exclusivamente de producciones endógenas con materiales derivados sólo del sujeto, a partir de los sueños con los ojos abiertos, de las fantasías, de los delirios y de las alucinaciones; si después la realidad ofrece el material, el sujeto no es consciente, o lo dota inmediatamente de contenidos subjetivos. Autismo, desreísmo (v. desrealización) e introversión (v.) están estrechamente vinculados entre sí. Cuando el autismo presenta un acercamiento desreísta a la vida entonces, según Bleuler, es uno de los síntomas fundamentales de la esquizofrenia. En su aproximación a la vida el sujeto es completamente egoísta en el sentido literal y no valorativo del término; su yo, que vive excluyendo sistemáticamente la realidad externa, está en armonía soló con sus ideas y con sus emociones, incapaz de dirigir sus energías hacia objetos fuera de sí mismo.