Término introducido por C.G. Jung para indicar el elemento masculino inconsciente de la mujer: “Si para el hombre hablamos de un ánima, para la mujer deberemos, en rigor, hablar de un animus” (1921: 421). El animus es aquello que une a la mujer con el mundo del espíritu y, si está dominada por el animus, se vuelve obstinada, agresiva, testaruda y autoritaria.
Entre ánima y animus no existe un perfecto paralelismo porque, como subraya Emma Jung, “la mujer debe liberarse de la supremacía de lo masculino que le fue presentada como algo superior a priori, cosa que no ha sido culturalmente verificada por el hombre. […] En segundo lugar no se ha resuelto el problema del animus-logos, es decir la formación de una espiritualidad verdaderamente femenina, que no se limite a ser sólo una imitación de la espiritualidad masculina” (1934: 35). Siempre según Jung, el animus formado sobre la figura del padre, del hermano y desarrollado sucesivamente, a lo largo del itinerario de las proyecciones (v.) en los seres masculinos que la mujer ha ido encontrando en su vida, se manifiesta en los sueños personificado en el arquetipo (v.) del héroe y del dios.
BIBLIOGRAFÍA: Jung, C.G. (1921); Jung, E. (1934)