Angustia

El término angustia se asocia generalmente con el de ansiedad porque la diferenciación terminológica es posible sólo en las lenguas de origen latino. En alemán, en efecto, existe un único término, Angst, y en inglés sólo anxiety. La palabra Angst suele ser traducida por los psicoanalistas como “angustia” y por los psicólogos como “ansiedad”. Los psiquiatras prefieren hablar de “ansiedad” para referirse sólo a los aspectos psíquicos de la emoción en cuestión, y emplean el término “angustia” cuando hay manifestaciones somáticas concomitantes, a veces sumamente llamativas. Hay además quien considera la angustia como una fase más grave de la ansiedad, y que mantiene entre las dos palabras una rigurosa distinción porque interpreta la ansiedad como una condición fisiológica y psicológica no anormal en sí misma, en algunos casos útil para conseguir un objetivo, y a la angustia como expresión neurótica o psicótica de la ansiedad.

De estas dos premisas surge la necesidad de un estudio conjunto de las dos voces, y de precisar las variantes en los ámbitos en los que son especialmente marcadas.
1] FILOSOFÍA. Angustia es una palabra filosófica introducida por S. Kierkegaard para designar la condición del hombre en el mundo. A diferencia del miedo (v.) que es siempre miedo a alguna cosa determinada, la angustia no se refiere a nada preciso, sino que designa el estado emotivo de la existencia humana que no es una realidad, sino una posibilidad, en el sentido de que el hombre se convierte en lo que es, basándose en las elecciones que efectúa y en las posibilidades que realiza. Pero en cada posibilidad está presente la posibilidad- –de–sí como la posibilidad–de–no, por lo que el hombre está siempre expuesto a la nulidad posible de aquello que es posible, y por lo tanto a la amenaza de la nada. “En lo posible todo es posible” escribe Kierkegaard, y al estar la existencia humana abierta al futuro la angustia está estrechamente relacionada con el porvenir, que es además el horizonte temporal en el que la existencia se realiza: “Para la libertad lo posible es el porvenir, para el tiempo el porvenir es lo posible. Así al uno como al otro, en la vida individual, corresponde la angustia” (1844: 113). El pasado puede angustiar en cuanto se representa como futuro, es decir como una posibilidad de repetición. Una culpa pasada, por ejemplo, genera angustia si no es “realmente” pasada, porque en este caso sólo produciría arrepentimiento. La angustia está vinculada a lo que es pero que puede también no ser, a la nada relacionada con cada posibilidad, pero como la existencia es posibilidad, la angustia es la carcoma de la nada en el corazón de la existencia.

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