Remite a significantes distintos, en ocasiones hasta contrarios, típicos de algunas formas expresivas verbales y visuales. La ambigüedad presupone calidades particulares inherentes al objeto, como la distancia, la escasa iluminación, la presentación demasiado rápida, pero, por lo que se refiere al significado, se refiere al sujeto que la percibe.
El término tiene relevancia en los estudios de la percepción y en la psicología de la forma (v., § II, 2), donde se evidencia de qué modo una misma cosa, según como sea vista, da origen a descripciones tan distintas que al final se convierten en la descripción de cosas diferentes. Famosa es la “figura ambigua” donde los rasgos del perfil de dos rostros que están frente a frente son los mismos rasgos que delimitan los contornos de una copa, por lo que frente a la misma figura tendremos quien hable de copas y quien de rostros, según cómo se articule la relación fondo y figura. En la teoría de la información ambigüedad es sinónimo de incongruencia (v.), mientras, como connotación psicológica atribuida a un sujeto, denota la escasa legibilidad de sus intenciones y del significado de sus acciones.