El término tiene diferentes significados según el contexto de referencia;
PSIQUIATRÍA. Se habla de fuga psicógena a propósito de ese vagar sin meta con tal de escapar a situaciones intolerables que pueden ser externas, como ambientes insoportables, o internas, como conflictos insolubles que disponen o testimonian una disociación de la conciencia (v. escisión, § I, 4).
En cambio se habla de fuga de las ideas a propósito de la producción ideativa rápida e inalcanzable en la cual las asociaciones se establecen por pura consonancia fonética o por condicionamientos externos, y por lo tanto con rápidos cambios de un argumento a otro, que incluso pueden ser comprendidos en su conexión por un oyente atento, porque no presentan la falta de lógica del pensamiento inconexo. La fuga de las ideas es un rasgo típico de las manifestaciones maníacas (v. idea, § 9).
PSICOANÁLISIS. Se habla de fuga en el tratamiento como defensa del paciente contra los sondeos del analista. El abandono de los síntomas es temporal y se observa, no sólo en los sujetos defensivos, sino también en los que le atribuyen un valor mágico al analista, con quien establecen una relación pasiva-dependiente. En cambio se habla de fuga en la enfermedad cuando el paciente busca en la enfermedad psíquica o somática la forma de escapar a sus conflictos psíquicos, reduciendo la tensión con la formación de los síntomas. La fuga en la enfermedad tiene afinidad con lo que S. Freud llamó beneficio de la enfermedad (v.).
PSICOSOMÁTICA. Se habla de fuga visceral cuando el sujeto, incapaz de llevar a cabo una acción acorde al peligro o a la situación difícil o ansiógena, como puede ser un examen, recurre a un comportamiento funcional infantil del aparato visceral que requería, en su momento, la intervención de los padres, percibidos como fuertes y omnipotentes.
BIBLIOGRAFÍA: Alexander, F. (1950); Binswanger, L. (1960); Freud, S. (1908).