Adjetivo referido a uno de los progenitores, –generalmente la madre– cuya personalidad se presume desempeña una función en la determinación de la esquizofrenia del hijo. Suele tratarse de madres ansiosas, hiperprotectoras, obsesivas, posesivas, que esconden, bajo estos rasgos, una profunda hostilidad hacia el hijo que queda atrapado en la contradicción del doble vínculo (v.) de amor y de odio.
Por extensión el adjetivo también se refiere a la familia del esquizofrénico en la que funcionan canales de comunicación ambiguos o contradictorios (v. psicología sistémica, § 2)