Términos griegos utilizados en el ámbito psicoanalítico para denominar las pulsiones de vida (Eros) en contraposición a las pulsiones de muerte (Thanatos).
EL DEBATE PSICOANALÍTICO. El dualismo, de origen mítico, lo introdujo S. Freud a partir de 1920, emancipando el término Eros de su uso más común, casi sinónimo de sexualidad, como hasta entonces se utilizaba, y sin usar nunca, más que en correlación con él, Tánatos, término al que se prefiere la palabra “destrucción” (v. destructividad, § 1): “Los dos principios básicos de Empédocles –φιλ′ια y υε~ιχος–, son, por su nombre y por su función, lo mismo que nuestras dos pulsiones primordiales, Eros y destrucción, empeñada la una en reunir lo existente en unidades más y más grandes, y la otra en disolver esas reuniones y en destruir los productos por ellas generados” (1937 [1976: 247-248]).
Antes de introducir esta contraposición, Freud utilizaba la palabra Eros en la acepción amplia de sexualidad y entendía el término en el mismo sentido con que aparece en Platón: “… todos cuantos miran con desdén al psicoanálisis desde su encumbrada posición deberían advertir cuán próxima se encuentra esa sexualidad ampliada del psicoanálisis al Eros del divino Platón” (1905 [1976: 121]). Después abandonó el uso del término eros para sustituirlo por pulsión de vida (v. vida, § 4), temiendo que su uso sirviera sólo para camuflar la sexualidad: “Quien tenga a la sexualidad por algo vergonzoso y denigrante para la naturaleza humana es libre de servirse de las expresiones más encumbradas de ‘Eros’ y ‘erotismo’. Yo mismo habría podido hacerlo desde el comienzo, ahorrándome muchas impugnaciones. Pero no quise porque prefiero evitar concesiones a la cobardía. Nunca se sabe adónde se irá a parar por ese camino; primero uno cede en las palabrs y después, poco a poco, en la cosa misma” (1921 [1976: 87]).
La contraposición de Eros y Tánatos no persuadió a C.G. Jung, para quien “el contraste lógico del amor es el odio, y si queremos hablar de eros la antítesis es phobos (el miedo)” (1917-1943: 45). Desde el punto de vista de la tipología psicológica Jung opone Eros a logos, haciendo de Eros la base de la psicología femenina, donde la relación psíquica supera la necesidad de una relación puramente sexual, y de logos la característica de la tipología masculina y de la mujer poseída por el animus (v. logos).
EL DEBATE FILOSÓFICO. El par freudiano de Eros y Tánatos abrió un debate filosófico que invadió la noción de deseo, sexualidad y placer. G. Deleuze y F. Guattari consideran que Eros y Tánatos no son antitéticos porque el primero preside la producción de características libres, mientras que el segundo, como capacidad de destruir y cambiar órdenes sociales e institucionales, es igualmente fecundo y creativo, por lo que “la pulsión de muerte es una verdadera creatividad institucional” (1972: 67). Freud no se dio cuenta de la creatividad de la pulsión de muerte porque de inmediato encauzó las pulsiones hacia el ámbito doméstico, “proponiéndolas para consumir a la madre y el padre”, sin abrirlas a lo social, donde cada pulsión es potencialmente revolucionaria. Todo esto depende, en opinión de Deleuze y Guattari, del hecho de que Freud concibió Eros a la manera de Platón, como “falta” y no como “producción”. A esta crítica no escapa ni siquiera la revisión lacaniana de la noción freudiana de deseo, porque si bien es verdad que para J. Lacan se llega al orden del lenguaje y a su “producción” mediante la represión del deseo incestuoso, no sale de los muros domésticos, porque se limita a sustituir el deseo (de la madre) con un signo (el nombre-del-padre) representante de la ley.