Despliegue natural de una carga libidinal contenida antes en la sublimación (v.). H. Marcuse utiliza este término para indicar la posible liberación del eros en una sociedad que ya no tiene necesidad de ser represiva porque la opulencia ya no requiere un alto índice de transformación de la energía libidinal en energía laboral.
En este contexto la desublimación tiene la posibilidad de manifestarse en autosublimación, guiada por un principio de realidad (v.) ya no forzoso, porque se volvieron mayores los espacios de libertad (v. deseo, § 5)