Trastorno de la acción que puede depender de una falta de reconocimiento del propio cuerpo (somatognosia), de trastornos de la percepción visual, auditiva, táctil y olfativa (agnosia), de un déficit de las capacidades gestuales (apraxia).
Estos trastornos aparecen en presencia de lesiones que interesan las zonas asociativas de los dos hemisferios: el derecho, que tiene mayor importancia en el orden de las acciones, y el izquierdo, en el que se fijan las adquisiciones lingüísticas que nos permiten transmitir a los demás las informaciones relativas a nuestro esquema corporal y, a través de esto, al mundo que nos rodea. El “hacer”, en efecto, implica un “saber” qué cosa se debe hacer. El elemento cognoscitivo, que puede estar comprometido en las diferentes formas de agnosia, no está nunca separado del elemento operativo, que puede estar comprometido en las diferentes formas de apraxia. Este vínculo, traducido al lenguaje neurológico, subraya la interdependencia entre los trastornos de las funciones superiores y las alteraciones de las vías nerviosas y sensoriales. La apratognosia es, por lo tanto, la clasificación que abarca la diversas formas de agnosia (v.), apraxia (v.) y somatoagnosia (v.).