Forma de psicoterapia fundada por E. Berne, según el cual los trastornos psíquicos se derivan de las relaciones desadaptadas entre los diversos estados del yo (v. ajuste). Ésos son el estado estereotípico representado por el “padre” interiorizado que fija límites y determina capacidad de comportamiento y de crecimiento; el estado neopsíquico representado por el “yo-adulto” que tiene como característica el examen de la realidad y la evaluación de las probabilidades de un suceso, y el estado arqueopsíquico representado por el “yoniño”, fuente de las emociones y de la creatividad o de los modos de adaptación experimentados en la infancia.
Si bien prevé también el tratamiento individual, el análisis transaccional se ha afirmado sobre todo como análisis de grupo (v., § III), en el que se da notable importancia a la comunicación no verbal como la mímica, la postura, el contacto sensorial, considerados como otras tantas transacciones de los diversos estados del yo entre una persona y la otra. Las formas privilegiadas en las que se dan estas transacciones son: 1] la comunicación, en la que se examinan los instrumentos que cada uno adopta para influir sobre el otro y para reforzar el mensaje; 2] los juegos, en los que interpretan los papeles dinámicos del perseguidor, del salvador y de la víctima, según esquemas que estructuran el tiempo y califican las relaciones; 3] las emociones, como la rabia, el miedo, la tristeza, la felicidad, el aburrimiento, los celos, que son analizadas para captar el fondo emotivo de la persona, y por último 4] el guión, en el que se examinan los proyectos decisivos de vida en la primera infancia bajo la influencia de los padres, para ver la suerte que tuvieron o el modo en el que influyeron sobre las elecciones que efectivamente se cumplieron.