bioenergética

Estudio de la personalidad humana desde elpunto de vista de los procesos energéticos del cuerpo.

A. Lowen, quien acuñó el término, escribe que “la bioenergética se basa en la obra de Wilhelm Reich”, que “postuló la existencia de una energía cósmica que llamó orgón, cuya naturaleza no es eléctrica” (1975: 7, 37). La teoría del orgón (v.) separó a W. Reich de S. Freud, pero Reich no renunció a utilizar los descubrimientos del fundador del psicoanálisis, además de otras ideas derivadas de S. Ferenczi y de C.G. Jung, restructurándolas en un sistema nuevo que llegó a una formulación específica del análisis del carácter (v. carácter, § 3, c, d) y a una nueva forma de terapia. Desde antes Reich había preparado un método terapéutico que actuaba directamente sobre la tensión muscular y sobre las estructuras respiratorias para producir un relajamiento emocional que permitiera la liberación de energía y sensaciones a través de los tejidos, con efectos benéficos en la psique. Lowen se apropió de los principales argumentos de la práctica terapéutica reichiana y, sobre la base del concepto de conexión cuerpo-mente, elaboró la teoría de la identidad funcional de tensión muscular y bloqueo emotivo, así como la de la relación entre inhibición de la reactividad emotiva y limitación de la respiración. Además, mientras Reich relacionaba los desequilibrios neuróticos con un bloqueo de las satisfacciones sexuales, atribuyendo al análisis la tarea de liberar la energía sexual inhibida, Lowen redujo la importancia de la sexualidad y modificó el objetivo terapéutico de Reich haciéndolo extensivo a la capacidad más general de probar placer y de experimentar la alegría de vivir. En la base permanece el concepto reichiano de pulsión, en el que existe una alternancia de expansiones y contracciones. Este principio funcional, que se encuentra en todo organismo viviente, es percibido como condición de bienestar y placer que, entre los animales sexualmente diferenciados, encuentra su manifestación más intensa en el orgasmo (v.). El organismo se prepara para la pulsión orgásmica con un proceso de expansión psíquicamente percibido como placer, mientras que frente a una amenaza se prepara con un proceso de contracción percibido psíquicamente como displacer. Al hombre que vive en un ambiente represivo y autoritario se le impone una frustración de las sensaciones placenteras relacionadas con la alimentación o la estimulación oral, anal y genital. La frustración se acompaña de una reacción de cólera a la que sigue el miedo al placer que excita el simpático, generando una condición de simpaticotonía crónica que Reich considera el factor patógeno central de todas las enfermedades funcionales. En efecto, la hipertonía simpática pone al individuo en una constante actitud defensiva que limita la funcionalidad del organismo, dando origen a las diferentes enfermedades. Antes de este estado patológico la represiónde los impulsos emocionales placenteros produce una serie de bloqueos que se organizan como una verdadera armadura o coraza caracterial (v. carácter, § 3, c), además de espasmos de la musculatura que se organizan en una coraza muscular que reduce la movilidad de las células y la irrigación sanguínea de los tejidos. La armadura caracterial y la armadura muscular, que trastornan la funcionalidad del organismo (v. biopatía), son intercambiables en el plano patológico y terapéutico, en los que se puede constatar una correspondencia entre un bloqueo emocional y un bloqueo muscular que retienen las energías del organismo cuya manifestación es temida por la angustia del placer instaurada en su momento por la educación y por la experiencia represiva. De esto se deriva que no es suficiente, como pensaba Freud, traer a la conciencia factores psíquicos patológicos, sino que es necesario intervenir en la armadura muscular para modificar la emocional. A la simpaticotonía, determinada por esta última, se deben atribuir las inhibiciones de las funciones digestivas (por lo tanto la anorexia nerviosa, el cardioespasmo y la colitis espástica), el trastorno del círculo, con la consiguiente neurosis cardiaca e hipertensión arterial, el desequilibrio glandular metabólico, con hipertiroidismo, estados de estrés y diabetes, además de otros síndromes tratados en la voz psicosomática, § 2. Reich, y después Lowen, llegaron a definir una tipología caracterial articulada (v. carácter, § 3, c, d) en la que a cada tipo corresponde una estructura y una actitud del cuerpo que manifiesta la defensa de los estímulos externos o internos que amenazan al individuo. En la terapia bioenergética es esencial la preparación, obra de Lowen, del concepto de grounding, que significa “tener los pies firmemente en la tierra”. Se trata, en esencia, de reforzar y aumentar en el paciente el sentido de seguridad basal, haciéndole “sentir” la realidad del terreno, de su cuerpo, de su condición vital, en un intercambio energético entre pies y tierra. “Ya que la carga y la descarga –escribe Lowen– funcionan como unidad, la bioenergética trabaja simultáneamente en ambos miembros de la ecuación para elevar el nivel energético, abrir la vía a la autoexpresión y reinstaurar en el cuerpo el flujo de las sensaciones. El acento, por lo tanto, se coloca en la respiración, en las sensaciones y en el movimiento; al mismo tiempo se busca relacionar el funcionamiento energético actual del individuo con su teoría precedente. Esta unión combinada gradualmente pone al desnudo las fuerzas interiores (conflictos) que impiden al individuo funcionar con su propio potencial energético. Cada vez que uno de estos conflictos interiores se resuelve, el nivel de energía aumenta. Esto significa que el individuo toma más energía y la descarga más en actividades creativas, que son fuente de placer y de satisfacción”

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